Publicaciones Claca. Diseño de portada: El Manirroto

“Saca la cabeza del edredón” de Curtis Kane. Autobiografía del ilustre criptólogo. Se detecta mucho rencor. Hacia la familia, vecinos, profesores, mujeres, peluqueros… Es gracioso, o como mínimo risible. Salgo ya hacia el aeropuerto para el anhelado reencuentro. Descansaré unas semanas de los Abismos. A ver si normalizo un poco mi tapadera humana tras tanto frenesí emocional acumulado.

Hasta pronto, amigos rohlfmöllianos.

“Descansa en cuclillas, o disfrázate de hawaiano; pero jamás vuelvas a bramar así”. “Un tirano en el baño turco” de Francis Punchslegger

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Ediciones Remilgo. Diseño de Portada: Bartolomé «Skuish» Kirby

“Ardor marciano” de Thomas C. Riskilin. La obra de un pirado. Delirante es poco. Debería haberlo imaginado. Sátira Jones sólo era una burda broma del pueril de mi cuñado. Con la colaboración de la extraña hija adolescente de Esbirro. Sí, más enfermizo que “Esclavos del excel” de Johan Stulton. El inútil ha confesado cuando le he acorralado en el videoclub. Sí, te he vuelto a vencer, ridículo patán.

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Editorial Frufrú. Diseño de Portada: Tiffanys Nazareth

“Pusilánimes en tromba” de Maddox Carrillo. Muertos vivientes perseguidos por máquinas de rayos UVA. Deleite no es la palabra. Paroxismo tampoco. Pero sirve para pasar el rato. Le he explicado a Costilla todo el barullo de ayer con los mensajes y las niñatas. Se ha reído con ganas. Añoro esa risa cantarina. Ya queda menos.

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Editorial Alcaparras. Diseño de Portada: Jeremy Fly

“Títeres de la teleoperadora” de Edward Furmingtton. Modorra terapéutica mientras se acerca el Retorno del Chi. Mi ausencia de fe todavía resulta molesta. Continúan las conversaciones telefónicas con prisas, pero al menos ya sin sabandijas alrededor. ¿Alred-hedor? La soledad es una mala compañera. Te puede llevar a imaginar cosas raras.

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Publicaciones Bucanero. Diseño de Portada: Amalia Karabaning

“Manteado por los enanos” de Flanagan Dupont. Planteamiento valiente. Hablar de rituales aztecas sin tener ni puñetera idea. No está mal, no encuentro demasiadas cosas que crucificar. Por otro lado, Maestra Costilla por fin da muestras de cierta añoranza. Les llueve todo el día y se ha mareado en la excursión del catamarán. Me sabe hasta un poco mal.

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Ediciones Fístula. Diseño de portada: Different González

“Un coloso en la sobremesa” de Karl S. Overath. Se agradece la ausencia de pretensiones literarias. Las únicas parábolas son las que describen las continuas bombas de mano. También remarcable la mochila parlante y lo rápido que la matan. Muy superior a “¿Pero quién estruja los posavasos?”, su sobrevalorada primera parte.

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Editorial El Guano. Diseño de Portada: Different González

“Coraza de pinchos seminueva” de Ottis Durango. Podría salvar algunas cosas pero seguro que no me dejan. Ningún problema, a la hoguera con ella. Y para conseguir un buen fuego, podríamos añadir de paso “La persiana será tu final” de Teodoro Waltz. O una canoa de kayak, si la tienes por ahí a mano.

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Tomatal Editores. Diseño de Portada: Konichi Guay

“Un ciclón en el ping-pong” de Wanda Manduke. Flojísima. Quiere arrancar sonrisas y sólo da ganas de arrancar todas las páginas. Insatisfacción. También telefónica. Costilla sonaba distante, despistada…hasta que ha irrumpido un tal Berni, su compañero de kayak. Se ha escuchado un forcejeo y un coro de carcajadas antes de cortarse la comunicación. ¿Ya soy la mofa de todo el maldito Resort?

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Ediciones Clueca. Diseño de Portada: Hernán

“Veintidós chaparros” de Horacio Donette. Sus casi 1.000 páginas agotan. Sobre todo la paciencia. Difícil imaginar menos imaginación. Vacío. La casa está tan silenciosa y ordenada. Creo que podría derrumbarme sobre el sofá y romper a llorar, igual que el sargento Tox en “Batallones con zancos” de H.S. Ripley.

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Grupo Zote. Diseño de Portada: Eva Tornado

“¿De qué te ríes, telépata?” del Dr. Plinton. Una pesadilla estéril y agotadora hacia la nada. Demasiadas vueltas a lo mismo. La desazón y unos hercúleos mulatos de volley-playa me impiden conciliar el sueño. Tengo que ser fuerte, impermeable a las dudas, como el aguerrido conserje de “Mi diminuto valladar” de Jeffrey Scholtz.

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